
En Castilla encontramos dos centros Madrid y Valladolid. Aquí trabajó Gregorio Fernández, uno de los imagineros más representativos, tanto por su expresionismo, como por su patetismo y su carga dramática, en el que refleja un hondo sentimiento religioso y un profundo naturalismo. Tratará de despertar la piedad popular a través de la visión de figuras descarnadas. Presta gran atención a la representación del cuerpo humano. Fue el creador de los tipos iconográficos más característicos, como el Cristo yacente, el crucificado o la piedad. Realiza obras como el Cristo yacente, paso del Descendimiento y la Piedad. Otros escultores vallisoletanos son Francisco Díez de Tudanca y Narciso Tomé: esculturas del monasterio benedictino de Sahagún, y ya en el siglo XVIII, Alonso de Villabrille, que trabajará también en Colombia. En todos ellos se encuentra la influencia de Gregorio Fernández. En Madrid trabajan Manuel Pereira: Crucifijo del oratorio del Olivar, Crucifijo de Lozoya en Segovia, Juan de Bolonia: estatua ecuestre de Felipe IV, y Felipe de Espinabete. En Madrid primó el retablo religioso y los retratos de la Corte, casi lo único que no es religioso de la época.
En Andalucía también encontramos dos centros: Sevilla y Granada. Su imaginería tiene un carácter más intimo, de recogimiento interior, y un lenguaje más clásico. Las figuras tiende a tener un aspecto infantil, y una expresión más melancólica y mística que trágica. Las tallas son de un gran virtuosismo técnico. Trabajan aquí escultores como Montañés o Alonso Cano, que se caracterizan por su idealismo figurativo y sus vírgenes niñas. En Sevilla trabajó Juan Martínez Montañés, muestra en sus figuras una tendencia al equilibrio y la serenidad. Crea los tipos de la Inmaculada y los crucificados, más humanos. Obras suyas son: el Cristo de la Clemencia, Inmaculada de santa Clara, San Ignacio y Jesús de la Pasión. Discípulo de Montañés fue Juan de Mesa: Jesús del Gran Poder, Cristo de la Buena Muerte. Tiene una cierta tendencia al patetismo. Otros escultores sevillanos son Pedro Roldán, Pedro Duque Cornejo y Luisa Roldán, que utiliza la técnica del barro cocido policromado, sobre todo en los belenes. En Granada trabaja Alonso Cano, discípulo de Montañés. Destaca por su serie de Inmaculadas. Aborda la belleza formal buscando arquetipos: Inmaculada, San Antonio de Padua. Es el creador del centro granadino. También está Pedro Mena, que es probablemente el imaginero más significativo. Se caracteriza por sus contenidos ascéticos y místicos. Realizó obras como la Dolorosa, Magdalena penitente, San Francisco de Asís y San Pedro de Alcántara. Otros escultores son José Mora, Diego Mora y Alonso Mena, otro de los grandes escultores del momento, que trabaja entre Granada y Sevilla: San Juan Bautista, el Entierro de la Caridad de Sevilla.
En el siglo XVIII podemos considerar otra escuela en Murcia, en la que destaca Francisco Salzillo, caracterizado por sus figuras delicadas y su gusto rococó. Crea pasos en grupo, conjuntos con varias figuras. No sólo hace pasos de Semana Santa sino también belenes. Sus figuras están llenas de movimiento y poseen una delicadeza femenina. Entre sus obras destacan la Virgen de la leche, el paso de la Oración del huerto y sus belenes.
¿Qué escultura es esa? ¿Por qué lo que me cuentas en el texto no tiene nada que ver con la imagen que has elegido? Estás hablando sobre todo de imaginería religiosa, y me plantas algo totalmente distinto.
ResponderEliminarPor cierto, ¿sabes qué es el "bulto redondo"?