miércoles, 8 de junio de 2011

PINTURA BARROCA ( CARABAGGIO)

Michelangelo Merisi da Caravaggio nació en Milán, hijo de Fermo Merisi, administrador y arquitecto-decorador de Francesco Sforza, marqués de   Caravaggio, pueblo de Bérgamo, y de Lucía Aratori. En 1575 la familia tuvo que huir de Caravaggio a causa de la plaga que estaba devastando Milán. El padre de Caravaggio murió en   1577, lo que supuso que el artista debería crecer en el pueblo de Caravaggio, pero su familia mantendría relaciones con los Sforza y los Colonna.
Caravaggio aprendió el arte pictórico en Milán de un maestro manierista de segunda fila, Simone Peterzano, y sobre todo a partir del estudio de las obras de algunos artistas   venecianos y de otras escuelas del norte de   Italia. Tras los años de aprendizaje en Milán, de   1592 a   1606 Caravaggio   trabajó en  Roma, donde pronto abrió taller propio y no tardó en destacar no sólo por su original enfoque de la obra pictórica, sino también por su vida irregular, en la que se sucedían lances, peleas y episodios reveladores de su carácter tempestuoso y su falta de escrúpulos. Se dice Caravaggio tuvo una amante de nombre Arabel de Serrano, una mujer de malas andanzas callejeras.
De Caravaggio se ha dicho que fue un revolucionario tanto por su vida turbulenta como por su pintura, en la que planteó una oposición consciente al Renacimiento y al manierismo. Caravaggio siempre buscó, ante todo, la intensidad efectista a través de vehementes contrastes de claroscuro que esculpen las figuras y los objetos, y por medio de una presencia física de vigor incomparable. Al evitar cualquier vestigio de idealización y hacer del realismo su bandera, pretendió ante todo que ninguna de sus obras dejara indiferente al espectador.
Desde el principio de su estancia romana Michelangelo de Caravaggio rechazó la característica belleza ideal del  Renacimiento, basada en normas estrictas, y eligió el camino de la verdad y el realismo, realizando sus obras mediante copias directas del natural, sin ningún tipo de preparación previa a la obra.Detalle de una obra de Michelangelo Merisi da  Caravaggio
Las obras de los primeros años milaneses de Caravaggio son desconocidas. La producción romana de la mayor parte de la década de 1590 consiste fundamentalmente en pinturas de género que combinan la figura humana con escenas de bodegón y naturaleza muerta. Constituye un ejemplo emblemático de esta primera etapa creativa El tocador de laúd, donde un joven de belleza feminoide y sensual comparte protagonismo con frutas, flores y una serie de objetos relacionados con la música. En estas primeras obras de Caravaggio resulta ya evidente el empleo estético de Caravaggio de los juegos de luces y sombras, si bien el claroscuro sólo sirve aquí como creador de volúmenes y de profundidad, sin añadir a la acción efectos de dramatismo, como sería habitual en las creaciones posteriores del artista. La cena de Emaús, una de sus obras maestras, fechada hacia 1600, se caracteriza por los suntuosos tonos oscuros, sombras envolventes y haces de luz clara que inciden en puntos determinados, y señala el comienzo del período de madurez del artista, quien se decanta abiertamente por la temática religiosa y trabaja por encargo de los grandes comitentes de la época. Algunas de sus obras son rechazadas por el naturalismo con que aborda los pasajes bíblicos, pero no faltan los mecenas laicos dispuestos a adquirir de buen grado aquellos cuadros que el clero no ve con buenos ojos.
Detalle de una obra de Michelangelo Merisi da  CaravaggioA pesar de lo anterior, fue un alto cargo eclesiástico quien resultó determinante para la carrera de Caravaggio: el cardenal Francesco del Monte, que compró varias obras de Caravaggio y propició que le fuera encargada, en 1599, la decoración pictórica de la capilla Contarelli, ubicada en la iglesia romana de San Luís de los Franceses. Este fue el primer encargo monumental, de Caravaggio y a él corresponden dos de las grandes realizaciones del artista: La vocación de San Mateo y El martirio de San Mateo. Son también creaciones fundamentales de esta época La crucifixión de San Pedro y La conversión de San Pablo, ambas para la capilla Cerasi de Santa Maria del Popolo.  Son obras, todas ellas, dominadas por una intensa acción dramática, muy estudiadas desde el punto de vista compositivo y en las que se obtienen resultados espléndidos con una gran economía de medios.
A partir de su época de vida en Roma, desde 1600, Caravaggio empieza una carrera delictiva en donde las reyertas son casi diarias y las denuncias también, visitando la cárcel y pagando indemnizaciones varias veces. Entre estas acciones llevadas por su carácter impulsivo y agresivo están las de herir a hachazos a un notario llamado Pascualone y asesinar a un tal Ranuccio Tomassoni por un simple juego de pelota (1606). El tal Tomassoni era miembro de una de las familias más delictivas de las calles romanas, por lo que se podría decir que los diferentes problemas que tuvo Caravaggio no se debieron solo a su carácter sino también a sus compañías.Detalle de una obra de Michelangelo Merisi da  Caravaggio
Ante el asesinato de Tomassoni, Caravaggio tuvo de huir de Roma,  adonde,  muy a su pesar, nunca pudo volver.  Los cuatro años  siguientes de Caravaggio transcurren básicamente entre Nápoles y Sicilia. Durante este tiempo Caravaggio atendió sobre todo encargos religiosos y pintó algunas obras en las que su dramatismo característico dejaba paso a una gran serenidad. Han quedado testimonios pictóricos de las estancias en Nápoles y Sicilia de Caravaggio. A finales de 1607 Caravaggio estuvo en Malta, donde pintó el Retrato del gran maestre de la Orden de Malta Alof de Wignacourt. En 1608 Caravaggio estaba en Sicilia. Caravaggio murió en 1610 en Porto Ercole,  aquejado de malaria.

PINTURA BARROCA EN ESPAÑA

El siglo de Oro de la pintura en España es el XVII y corresponde el movimiento pleno de la pintura barroca. Se da la circunstancia de que este momento dulce y prolífico de la pintura coincide también con el de la literatura.
En la pintura barroca española hay una serie de elementos comunes que son fruto del momento político y religioso que vive España. Por un lado se percibe el pesimismo del decaimiento del gran Imperio Español del siglo anterior. Por otro lado, España está a la cabeza del movimiento de la Contrarreforma católica y la sociedad vive en el rigor impuesto en muchas áreas de la vida cotidiana por la Inquisición, por lo que van a predominar los temas religiosos, representados de manera dramática, apoyados por el tenebrismo italiano implantado por Caravaggio, corriente que al final terminaría por ser abandonada.
Los temas profanos y mitológicos, aunque existen, se dan mucho menos que los religiosos (puesto que, además es la Iglesia el principal cliente) y cuando se pintan se hacen sin sensualidad.
En la pintura barroca del siglo XVII existen tres escuelas a la que pertenecen la mayoría de los grandes artistas de la época. A la Escuela Valenciana perteneces artistas destacados como Ribalta y José de Ribera el Españoleto.
Por su parte, en la Escuela Andaluza se encuentran Murillo, Zurbarán y Valdés Leal, entre otros.A la Escuela Madrileña corresponde la figura principal de la pintura barroca que no es otro que Diego Veláquez, además de otras figuras tan relevantes como Claudio Coello y Carreño

ESCULTURA BARROCA EN ESPAÑA

En España la escultura barroca tiene sus propias peculiaridades que la diferencian del resto del mundo. Se caracteriza por el uso prioritario de la madera policromada, que se conocerá como imaginería. La escultura está al servicio de la Contrarreforma. Busca la sensibilidad popular, la expresividad, que se manifiesta en los pasos de Semana Santa. La religiosidad trasciende a la calle y comienzan a popularizarse las procesiones. La necesidad de sacar las figuras a la calle supone que deben ser de bulto redondo y, en general, de cuerpo completo, o al menos que se puedan vestir. Su mayor realismo la aleja del gusto italiano, las obras se realizan para ser objeto de la devoción popular. Apenas existe escultura civil, incluso la funeraria está en decadencia. Los escultores trabajan para gremios y cofradías de carácter religioso. Los temas son religiosos, se representa ante todo la pasión de Cristo y la Virgen. En España encontramos dos centros principales: la escuela castellana y la escuela andaluza.
     En Castilla encontramos dos centros Madrid y Valladolid. Aquí trabajó Gregorio Fernández, uno de los imagineros más representativos, tanto por su expresionismo, como por su patetismo y su carga dramática, en el que refleja un hondo sentimiento religioso y un profundo naturalismo. Tratará de despertar la piedad popular a través de la visión de figuras descarnadas. Presta gran atención a la representación del cuerpo humano. Fue el creador de los tipos iconográficos más característicos, como el Cristo yacente, el crucificado o la piedad. Realiza obras como el Cristo yacente, paso del Descendimiento y la Piedad. Otros escultores vallisoletanos son Francisco Díez de Tudanca y Narciso Tomé: esculturas del monasterio benedictino de Sahagún, y ya en el siglo XVIII, Alonso de Villabrille, que trabajará también en Colombia. En todos ellos se encuentra la influencia de Gregorio Fernández. En Madrid trabajan Manuel Pereira: Crucifijo del oratorio del Olivar, Crucifijo de Lozoya en Segovia, Juan de Bolonia: estatua ecuestre de Felipe IV, y Felipe de Espinabete. En Madrid primó el retablo religioso y los retratos de la Corte, casi lo único que no es religioso de la época.
     En Andalucía también encontramos dos centros: Sevilla y Granada. Su imaginería tiene un carácter más intimo, de recogimiento interior, y un lenguaje más clásico. Las figuras tiende a tener un aspecto infantil, y una expresión más melancólica y mística que trágica. Las tallas son de un gran virtuosismo técnico. Trabajan aquí escultores como Montañés o Alonso Cano, que se caracterizan por su idealismo figurativo y sus vírgenes niñas. En Sevilla trabajó Juan Martínez Montañés, muestra en sus figuras una tendencia al equilibrio y la serenidad. Crea los tipos de la Inmaculada y los crucificados, más humanos. Obras suyas son: el Cristo de la Clemencia, Inmaculada de santa Clara, San Ignacio y Jesús de la Pasión. Discípulo de Montañés fue Juan de Mesa: Jesús del Gran Poder, Cristo de la Buena Muerte. Tiene una cierta tendencia al patetismo. Otros escultores sevillanos son Pedro Roldán, Pedro Duque Cornejo y Luisa Roldán, que utiliza la técnica del barro cocido policromado, sobre todo en los belenes. En Granada trabaja Alonso Cano, discípulo de Montañés. Destaca por su serie de Inmaculadas. Aborda la belleza formal buscando arquetipos: Inmaculada, San Antonio de Padua. Es el creador del centro granadino. También está Pedro Mena, que es probablemente el imaginero más significativo. Se caracteriza por sus contenidos ascéticos y místicos. Realizó obras como la Dolorosa, Magdalena penitente, San Francisco de Asís y San Pedro de Alcántara. Otros escultores son José Mora, Diego Mora y Alonso Mena, otro de los grandes escultores del momento, que trabaja entre Granada y Sevilla: San Juan Bautista, el Entierro de la Caridad de Sevilla.
     En el siglo XVIII podemos considerar otra escuela en Murcia, en la que destaca Francisco Salzillo, caracterizado por sus figuras delicadas y su gusto rococó. Crea pasos en grupo, conjuntos con varias figuras. No sólo hace pasos de Semana Santa sino también belenes. Sus figuras están llenas de movimiento y poseen una delicadeza femenina. Entre sus obras destacan la Virgen de la leche, el paso de la Oración del huerto y sus belenes.

ESCULTURA BARROCA

La escultura barroca española tiene una serie de características propias:
  • Predominio de los temas religiosos (En España, como ocurrió durante el Renacimiento, el arte barroco es básicamente religioso).
  • Realismo. Para extremar el realismo de las figuras se recurre a postizos como el empleo de pelo real, corona real, ojos y lágrimas de cristal, etc. Se llegaron a crear imágenes de vestir, en las que se realizaban con minuciosidad cabeza, manos y pies para vestirlas con ropa real).
  • Empleo de la madera policromada como material preferido.
  • El cliente más importante es la Iglesia y en segundo lugar la Corte.
  • Las obras decoran retablos, sillerías de coro y los famosos pasos de Semana Santa.
  • Se produce la decadencia de la escultura funeraria.
En el Barroco Español es necesario clasificar su arte en diferentes escuelas:

BERNINI

APOLO Y DAFNE

Esta obra concluye los grupos Borghese, siendo iniciada en 1623, cuando Bernini ya no trabajaba en exclusiva para este cardenal y ya había accedido al solio el papa Urbano VIII Barberini, y finalizada en 1625.
Este grupo tiene una concepción más clásica, inspirándose en el Apolo Belvedere de Leocares. La composición se realiza en plano-relieve, encontrándose llena de dinamismo y difuminación. En ella se nos muestra una poesia extraída de las Metamorfosis de Ovidio. Aquí vemos como la ninfa Dafne se transforma en laurel a punto de ser atrapada por Apolo. El grito de horror de Dafne y el rostro perplejo de Apolo nos muestran un contraste de actitudes y aspectos que reflejan el interés por la representación de las emociones, los afecti. También aquí es aplicable la lectura de carácter moral, como premio a la virtud y a la virginidad.
Bernini fue biografiado por su hijo Pietro y Balduccini, pero también por el Caballero de Chantelou que durante su estancia en Francia realiza un diario de ella. En él se recoge la historia contada por Bernini de que encontrando concupiscente la figura de Dafne un cardenal, el entonces cardenal y luego papa Urbano VIII.
Este periodo hacia 1620 corresponde con la época clásica dentro de la obra de Bernini.

ARTE BARROCO EN ESPAÑA

El Barroco en nuestro país es un estilo esencialmente regionalista, no sigue unos patrones universales.
Podemos distinguir el barroco castellano, del andaluz o del gallego, ya que en cada región de España encontramos una modalidad con personalidad propia.
La primera mitad del siglo XVII constituye el inicio de la arquitectura barroca en española. Este primer barroco está muy vinculado a Juan Herrera y a su principal monumento, El Escorial. Los ideales de la Contrarreforma facilitan la pervivencia de este modelo arquitectónico.
Será a mediados de siglo cuando se empiecen a eliminar los vestigios herrerianos y la ornamentación se haga más flexible.
Esto se debe en gran medida a la participación en la arquitectura de hombres polifacéticos, mitad arquitectos, mitad pintores y hasta a veces
Ya en el siglo XVIII la riqueza y la fantasía decorativas alcanzan su apogeo en las construcciones de la familia Churriguera, Ribera o Fernando Casas Novoa. Es el momento de esplendor de nuestro barroco más castizo y popular.
Pero encontramos también durante este siglo una arquitectura promovida por la corte y la Academia, importada desde Francia e Italia, que es más clásica y academicista. Los Borbones recurrirán a arquitectos franceses e italianos para acometer las principales obras reales, y éstos son los encargados de introducir la nueva corriente. Ejemplo, El Palacio Real de Madrid.
 escultores, como Alonso Cano.
Ambas tendencias, la barroca castiza y la barroca cortesana, convivirán a lo largo del siglo XVIII.

ARQUITECTURA BARROCA

La arquitectura barroca es resumen y paradigma del espíritu de la "civilización del barroco".
En ella se adoptan las líneas curvas frente a las rectas por generar aquéllas mayor dinamismo y expresividad.
Las fachadas adquieren la máxima importancia pues en ella se suelen volcar los mayores empeños decorativos mediante numerosas cornisas y columnas griegas, romanas y salomónicas. Por el predominio de los elementos decorativos sobre los constructivos, se puede afirmar que el estilo barroco más que un estilo de arquitectura es una forma de decoración arquitectural.
Las plantas de los templos también tienden a alejarse de las formas clásicas basadas en la línea recta, el cuadrado y la cruz y en muchas ocasiones se adoptan plantas circulares, elípticas o mixtilíneas. Esta libertad en las plantas arquitectónicas permite una mejor adaptación al lugar en que se va a erigir el edificio.
Una de las preocupaciones del Barroco son los grandes recintos públicos urbanos. Es frecuente que en las ciudades más importantes se lleven a cabo plazas mayores de enorme superficie y suntuosidad. En España tenemos los ejemplos señeros de la Plaza Mayor de Salamanca y de la de Madrid.

ARTE BARROCO EN ESPAÑA

El siglo XVIII es el siglo del barroco, en que España esta viviendo las últimas consecuencias del concilio de Trento.
En España es un barroco que todavía no es muy recargado, porque está viviendo todavía las influencias de Herrera. De Rivera tenemos la "Inmaculada Concepción"; obras con santos y mártires, como es el "Martirio de San Bartolomé"; también tiene temas mitológicos y del mundo antiguo como "Arquímedes"; del antiguo testamento, "El sueño de Jacob".
De la escuela Andaluza son Zurbarán, Murillo y Valdés Leal. Estos tres pintores representan un aspecto de la religión.
Murillo representa el aspecto amable de la religión, por eso suele representar inmaculadas y niños; de él tenemos la "Inmaculada Concepción", "El buen pastor", "Los niños de la Concha"; pero tiene otro lado suyo que representa la crisis de Sevilla y representa una serie de cuadros, así tenemos "Los niños comiendo melón", "Los niños de la concha", "El niño pordiosero".
Valdés Leal refleja el lado macabro de la religión, como obra tenemos los lienzos de las postrimerías (foto a la derecha).
De Zurbarán tenemos como obras "Santa Casilda" (imagen a la izquierda), "San Hugo en el refectorio de los castigos", "Bodegón", entre otras muchas.
Velázquez es sevillano de madre portuguesa y su pintura se caracteriza por su realismo, es tenebrista pero realiza dos viajes a Italia, él lucha por la luz, el color y llega a dominar la perspectiva aérea.
Además, Velázquez pasó a ser pintor de corte.
En cuanto a las obras en un primer momento es tenebrista y podemos incluir una serie de obras: "El aguador de Sevilla", "Los borrachos", "La fragua de Vulcano"; también representa una serie de retratos: "El Conde Duque de Olivares", "La rendición de Breda" (imagen a la derecha), "Las Meninas", "Las hilanderas".

La pintura barroca española es esencialmente religiosa, aunque también hay otros temas.
Se va a representar a las clases bajas.

ARTE BARROCO

En la sensibilidad barroca se aprecia una tendencia espectacular hacia lo decorativo, un abandono de las reglas de la estética clásica, una búsqueda de originalidad a toda costa, un predominio de la fantasía sobre la fiel representación de la realidad, una exploración minuciosa de la sicología humana y un gusto desmesurado por la ampulosidad.
Tradicionalmente, se denomina "Barroco" al período de transcurre desde 1600 a 1750.
La especial actitud estilista que caracteriza al arte barroco alcanzó su momento de madurez en Italia hacia 1630 y se desarrolló en los cuarenta años siguientes.
A partir de este momento se difundió por todas las naciones de Europa, adquiriendo particular importancia en España y en las ciudades hispanoamericanas.
El arte barroco jugó un papel importante en los conflictos religiosos de este periodo. Frente a la tendencia protestante a construir los edificios para el culto de una manera sobria y sin decoración, la iglesia católica usará para sus fines litúrgicos la grandiosidad y la complejidad barrocas. En este sentido, se puede afirmar que el barroco es la expresión estética de la Contrarreforma.

LUIS XIV


(Luis XIV, llamado el Rey Sol; Saint-Germaine-en-Laye, Francia, 1638 - Versalles, id., 1715) Rey de Francia (1643-1715). Primogénito de Luis XIII y Ana de Austria, quien influyó decisivamente en su carácter y fue, al parecer, la responsable de su mediocre instrucción («Ni siquiera le enseñaron a leer y escribir correctamente», afirmaba el duque de Saint-Simon en sus memorias), subió al trono cuando tenía cinco años y durante su infancia reinó bajo la tutela de su madre y el gobierno de Mazarino.
Al morir éste, en 1661, asumió por completo sus funciones regias; de su padre había heredado el prurito de su grandeza y la idea del carácter divino de su poder. Un año antes, en 1660 había contraído matrimonio con la infanta española María Teresa, lo cual no le impidió tener varias amantes, entre ellas La Vallière, Montespan y Madame de Maintenon, con quien, tras enviudar, casó en secreto en 1680.
Instalado primero en Saint-Germain y más tarde en el imponente marco del palacio de Versalles, se rodeó de dóciles cortesanos, redujo a la nobleza, restó poder al Parlamento y el clero y centralizó la Administración pública mediante un complejo aparato burocrático.
Su ministro de Finanzas, Colbert, fue el artífice de la organización administrativa del Estado monárquico. Para hacer frente a los ingentes gastos de la corte, el rey controló la producción agraria y manufacturera y el comercio exterior, y aplicó una dura política impositiva. Todas las fuentes de recursos fueron orientadas hacia la hacienda pública. Al mismo tiempo, sus ministros Louvois y Le Tellier se ocuparon de reorganizar el ejército en un cuerpo regular, y Vauban, de construir un sistema defensivo basado en nuevas fortificaciones.
En el interior, la política del monarca se basó en la consolidación del absolutismo, identificando a la monarquía con el Estado. En el exterior, su máxima preocupación fue mantener el prestigio de Francia, por lo cual entró en la guerra de Devolución (1667-1668), sobre la base de los derechos que le correspondían a su esposa sobre Flandes, obteniendo Lille, y en la guerra de los Países Bajos (1672-1679), que afianzó la hegemonía francesa en Europa.
con el poder de los Habsburgo, principales rivales de Francia en Europa, desembocó en la guerra de Sucesión española (1700-1714), con motivo de la instauración de Felipe V, nieto de Luis XIV, en el trono español. Frente a sus aspiraciones se formó la Gran Alianza, integrada por Gran Bretaña, los Países Bajos y el Imperio Austríaco, que apoyaban las pretensiones del candidato Carlos de Austria al trono español.
Tras un desarrollo incierto, el conflicto se resolvió con la aceptación de Felipe V por las demás potencias en los tratados de Utrecht (1713) y Rastadt (1714), aunque buena parte de los territorios españoles en Europa pasaron en compensación a su oponente, convertido en el emperador Carlos VI. Además, en dichos tratados se preveía la unificación de los reinos de España y Francia bajo la misma Corona.
Las ambiciones hegemónicas de Luis lo llevaron también a defender la autonomía de la Iglesia francesa frente al Vaticano y a afirmar su autoridad en el terreno religioso. Sus choques con el Papado no fueron obstáculo para que protegiera a los católicos y reprimiera a sus enemigos, quietistas, jansenistas y hugonotes. El enorme despliegue militar realizado ocasionó unos gastos exorbitantes que, sumados a los derivados del boato de la corte, fueron una de las causas que llevaron a una aguda crisis económica.
El final de su reinado estuvo marcado por los primeros síntomas de decadencia del régimen y de la corte, el declive de la hegemonía francesa en el continente, el fracaso de su política colonial y el inquietante malestar social surgido de las hambrunas que padecía el pueblo bajo. Sin embargo, el monarca, llamado vicediós por el obispo Godeau, siguió fiel a sí mismo y confiado hasta el día de su muerte en su voluntad como único motor de la vida del reino y de sus súbditos.

LOS AUSTRIAS

CARLOS I 

Carlos de Austria nació el 17 de agosto de 1887 en el Castillo de Persenbeug, en la región del Austria Inferior. Sus padres eran el archiduque Otto y la Princesa María Josefina de Sajonia, hija del último rey de Sajonia. El emperador José I era el tío abuelo de Carlos.
Carlos recibió una educación expresamente católica y desde su niñez fue acompañado con la oración por un grupo de personas, porque una religiosa estigmatizada le había profetizado grandes sufrimientos y ataques contra él. De aquí surgió, tras la muerte de Carlos, la «Liga de oración del emperador Carlos por la paz de los pueblos», que en 1963 se convertirá en una comunidad de oración reconocida en la Iglesia.
Muy pronto creció en Carlos un gran amor por la Santa Eucaristía y por el Corazón de Jesús. Todas las decisiones importantes provenían de la oración.
El 21 de octubre de 1911 se casó con la princesa Zita de Borbón-Parma. Durante los diez años de vida matrimonial feliz y ejemplar la pareja recibió el don de ocho hijos. En el lecho de muerte, Carlos decía aún a Zita: «!Te quiero sin fin»!
El 28 de junio de 1914, tras el asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero al trono, en un atentado, Carlos se convierte en el heredero al trono del Imperio Austro-Húngaro.
Mientras se encarnizaba la primera Guerra Mundial, con la muerte del emperador Francisco José, el 21 de noviembre de 1916, Carlos se convierte en emperador de Austria. El 30 de diciembre es coronado Rey apostólico de Hungría.
Este deber Carlos lo concibe, también, como un camino para seguir a Cristo: en el amor por los pueblos a él confiados, en el cuidado por su bien y en la donación de su vida por ellos.
El deber más sagrado de un rey - el compromiso por la paz - Carlos lo puso al centro de sus preocupaciones a lo largo de la terrible guerra. Fue el único, entre los responsables políticos, que apoyó los esfuerzos por la paz de Benedicto XV.
Por lo que respecta a la política interior, incluso en tiempos extremadamente difíciles, abordó una amplia y ejemplar legislación social, inspirada en la enseñanza social cristiana.
Su comportamiento hizo posible al final del conflicto una transición a un nuevo orden sin guerra civil. A pesar de ello fue desterrado de su patria.
Por deseo del Papa, que temía el establecimiento del poder comunista en Centroeuropa, Carlos intentó restablecer su autoridad de gobierno en Hungría. Pero dos intentos fracasaron, porque él quería en cualquier caso evitar el estallido de una guerra civil.
Carlos fue enviado al exilio en la Isla de Madeira (Portugal). Como él consideraba su misión como un mandato de Dios, no pudo abdicar de su cargo.
Sumergido en la pobreza, vivió con su familia en una casa bastante húmeda. A causa de ello se enfermó de muerte y aceptó la enfermedad como un sacrificio por la paz y la unidad de sus pueblos.
Carlos soportó su sufrimiento sin lamento, perdonó a todos los que no le habían ayudado y murió el 1 de abril de 1922 con la mirada dirigida al Santísimo Sacramento. Como él mismo recordó todavía en el lecho de muerte, el lema de su vida fue: «Todo mi compromiso es siempre, en todas las cosas, conocer lo más claramente posible y seguir la voluntad de Dios, y esto en el modo más perfecto».


FELIPE II

Rey de España y Portugal (Valladolid, 1527 - El Escorial, 1598). Era hijo de Carlos I y de Isabel de Portugal. Durante el reinado de su padre había asumido en varias ocasiones las funciones de gobierno -bajo la tutela de un Consejo de Regencia-, por ausencia del emperador, absorbido por los conflictos de los Países Bajos (1539) y Alemania (1543). En 1554 Carlos I abdicó en él Nápoles y Milán, al tiempo que la boda con María Tudor le convertía en rey consorte de Inglaterra; las abdicaciones del emperador se completaron con la entrega a Felipe de los Países Bajos, Sicilia (1555), Castilla y Aragón (1556). Austria y el Imperio fueron entregados al tío de Felipe, Fernando, quedando separadas las ramas alemana y española de la Casa de Habsburgo.
Felipe II modernizó y reforzó la administración de la Monarquía Hispana, apartándola de las tradiciones medievales y de las aspiraciones de dominio universal que había representado la Monarquía Católica de su padre. Los órganos de justicia y de gobierno sufrieron notables reformas, al tiempo que la corte se hacía sedentaria (capitalidad de Madrid, 1560). Desarrolló una burocracia centralizada, sobre la cual ejercía una supervisión directa y personal de los asuntos.
Pero las cuestiones financieras le sobrepasaron, dado el peso de los gastos militares sobre la maltrecha Hacienda Real; en consecuencia, Felipe hubo de declarar a la Monarquía en bancarrota en tres ocasiones (1560, 1575 y 1596). Alrededor del rey se disputaban el poder dos «partidos»: el del duque de Alba y el que encabezaron primero el príncipe de Éboli y más tarde Antonio Pérez; las luchas entre ambas redes se exacerbaron a raíz del asesinato del secretario Escobedo (1578), culminando con la detención de Pérez y el confinamiento de Alba. Desde entonces hasta el final del reinado, dominó el poder el cardenal Granvela, coincidiendo con la época en que, gravemente enfermo el rey, se alejó de los asuntos de gobierno y delegó en Juntas de nueva creación.
En política exterior, el reinado de Felipe II se inició con la liberación de la Corona de las responsabilidades imperiales (1556), el abandono del proyecto de unión con Inglaterra por la muerte de María Tudor (1558) y las victorias militares de San Quintín (1557) y Gravelinas (1558), que pacificaron temporalmente el recurrente conflicto con Francia (Paz de Cateâu Cambrésis, 1559).

FELIPE III


Nació en Madrid en 1578, fruto del matrimonio habido entre Felipe II y su cuarta esposa Ana de Austria. Hasta la muerte de su padre en 1598 estuvo al margen de los asuntos de gobierno y muy influido por Francisco Gómez de Sandoval, Marqués de Denia, que posteriormente se convertiría en el Duque de Lerma. A los 20 años de edad sucedió al trono, su reinada, que duró casi un cuarto de siglo, fue el más breve de todos los Austrias españoles, ya que Felipe III moriría en 1621 en Madrid, cuidad a la que había trasladado definitivamente su corte en 1606, tras el breve período (1600-1606) en el que había fijado su residencia en Valladolid.
La primera decisión política de Felipe III fue dejar el poder efectivo en manos del valido Francisco Gómez de Sandoval, Marqués de Denia y posteriormente Duque de Lerma. Este primer gesto marcó una de las características más sobresaliente de su reinado: la extraordinaria influencia de la nobleza en la política interior. Por lo que se refiere a la situación de la maltrecha hacienda pública, la política exterior pacifista, que caracterizó la mayor parte de su reinado, propició un ahorro financiero considerable, que se repercutió, sin embargo, en un alivio de la presión fiscal sobre la población. Por el contrario, el dinero se despilfarró en lujosas fiestas cortesanas y en pensiones para los magnates. El resultado fue un nuevo deterioro de la hacienda regia. Ante la impopularidad que suponía un aumento de la presión fiscal, se utilizaron otras soluciones alternativas como la venta de cargos públicos, la reducción del interés de la deuda pública y la acuñación de cantidades considerables de monedas de cobre. Pero cuando estas medidas resultaron insuficientes, se realizó una quiebra parcial de la hacienda pública (1607), que perjudicó fundamentalmente a los asentistas banqueros que se encargaban de los gastos estatales. Todo ello debe inscribirse en el contexto general de la crisis económica que efectuó a la mayor parte de Europa en el siglo XVII. Las circunstancias adversas se cebaron especialmente con las capas más desfavorecidas de la población. Así, la gran epidemia de 1597-1601 provocó medio millón de víctimas sólo en los reinos pertenecientes a la Corona Castellana. En estas circunstancias, la expulsión de los moriscos, decretada por Felipe III en 1609, trajo como consecuencia la ruina agrícola y artesanal de varias comarcas que dependían de su trabajo, especialmente en Valencia, Murcia, Andalucía y parte de Castilla y Extremadura. Además en los tres años finales del reinado de Felipe III 81618-1621), la intervención española en la guerra de los Treinta Años deterioró aún más la situación económica. Mientras tanto, la política hispánica se veía rodeada de intrigas y luchas por el poder en la Corte. En este contexto, el mismo año del inicio de la guerra (1618), Felipe III destituyó al Duque de Lerma y la sustituyó por su hijo, el Duque de Uceda, que llevo a cabo una política continuista hasta el final del reino.
Felipe III se casó en 1599 con su prima margarita de Austria, hija del Archiduque Carlos y de María de Baviera, y nieta del Emperador Fernando I, hermano de Carlos I. La Reina Margarita murió en 1611. Pero antes habían nacido de su matrimonia con Felipe III ocho hijos: Ana (esposa de Luis XIII de Francia), el futuro Felipe IV, María (casada con el Rey Fernando de Hungría), Carlos, Fernando y otros tres hijos (maría, Margarita y Alfonso), muertos en la infancia.

PIRATERIA

La piratería es una práctica de saqueo organizado o bandolerismo marítimo, probablemente tan antigua como la navegación misma. Consiste en que una embarcación privada o una estatal amotinada ataca a otra en aguas internacionales o en lugares no sometidos a la jurisdicción de ningún Estado, con el propósito de robar su carga, exigir rescate por los pasajeros, convertirlos en esclavos y muchas veces apoderarse de la nave misma. Su definición según el Derecho Internacional puede encontrarse en el artículo 101 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.
Junto con la actividad de los piratas que robaban por su propia cuenta por su afán de lucro, cabe mencionar los corsarios, un marino particular contratado que servía en naves privadas con patente de corso para atacar naves de un país enemigo. La distinción entre pirata y corsario es necesariamente parcial, pues corsarios como Francis Drake o la flota francesa en la Batalla de la Isla Terceira fueron considerados vulgares piratas por las autoridades españolas, ya que no existía una guerra declarada con sus naciones. Sin embargo, el disponer de una patente de corso sí ofrecía ciertas garantías de ser tratado como soldado de otro ejército y no como un simple ladrón y asesino; al mismo tiempo acarreaba ciertas obligaciones.
Según algunos autores, la voz pirata viene del latín pirāta, que por su parte procedería del griego πειρατης (peiratés) compuesta por πειρα, -ας (peira), que significa 'prueba'; a su vez deriva del verbo πειραω (peiraoo), que significa 'esforzarse', 'tratar de', 'intentar la fortuna en las aventuras'.
Otros autores abogan porque proviene del griego pyros ('fuego'). El fundamento que se alega es que tras un acto típico de amotinamiento en un barco, para eliminar cualquier tipo de pruebas y toda posibilidad de buscar culpables finalmente se le prendía fuego, no sabiendo por tanto quién había muerto en la trifulca y quién no, resultaba prácticamente imposible encontrar algún culpable si se daba a todos por desaparecidos. Siendo por tanto el término pirata equivalente a incendiario. En este sentido, el término pirata fue usado con anterioridad como actos puntuales de amotinados y saqueadores y no sólo referente al mar. Cuando esto era así aún no existían piratas en el concepto que más tarde se implantó. Como suele suceder en todas las épocas, una voz aplicada para denominar a un determinado colectivo, en base a un determinado hecho, se acaba generalizando a un rango mayor y menos específico y aplicando a todo saqueador en general, y más específicamente a los saqueadores del mar (toda vez que existían múltiples voces para designar a los «saqueadores de tierra»), quemara ya, o no, el barco. Cuando más adelante en el tiempo los saqueadores se organizan surcando el mar y no necesariamente como resultado de un amotinamiento, tienen la necesidad de reparar su propio barco (dañado por los ataques o por lo embates del mar) y por supuesto de apropiarse el ajeno. Sin embargo, el barco abandonado en la mayoría de los casos seguía siendo incendiado.
A partir de entonces la voz ha sufrido muchos cambios, perdiendo la exclusiva como sinónimo de incendiario. La voz pirata provenía originariamente de la pirotecnia y de los inevitables accidentes asociados por los artesanos que militar o civilmente ocurrían de cuando en cuando. No hay que olvidar que la pirotecnia fue introducida en Occidente por los árabes en la forma de fuegos artificiales y que esto tomaron en parte de Asia y en parte remanente del esplendor romano. La voz no aparece antes de la invención de la pólvora y es notable que durante los siglos en que duró la piratería de forma «oficial», los progresos en pirotecnia quedaron estancados, siendo estos siglos los XVI, XVII, XVIII y mediados del XIX. Lo que se supone es debido a que los gobiernos monopolizaron la industria de la pólvora.
Al hablar de piratas, resulta más propio desde un punto histórico hablar de más navíos que de barcos. No obstante, a fecha de hoy usamos ambiguamente barco como sinónimo de casi cualquier embarcación.
Este término califica a las acciones llevadas a cabo por personas en embarcaciones y, desde mediados del siglo XX, en aviones, para retener por la fuerza a las tripulaciones y pasajeros, así como a los propios transportes. Esta definición es dada por organismos como la ONU o la Real Academia Española. Sin embargo, varios autores expertos en piratería, como el alemán Wolfram Zu Mondfeld, amplían la piratería a aquellos ataques realizados desde el mar contra buques y posiciones en tierra para robar o conquistar, pero sin hacerlo en nombre de ningún Estado, al menos oficialmente.
Los términos filibustero y bucanero, más específicos, están relacionados con la piratería en el Mar Caribe.

LOS INCAS

El Imperio incaico fue un estado de América del Sur gobernado por los incas (emperadores), que se extendió por la zona occidental (andina) del subcontinente entre los siglos XV y XVI. Fue la etapa en que la civilización incaica logró su máximo nivel organizativo y su territorio, conocido como Tahuantinsuyo (quechua:Tawa inti Suyu, aimara: Pusin Suyu, 'los cuatro lados del sol'), abarcó cerca de 2 millones de km² entre el océano Pacífico y la selva amazónica y desde las cercanías de San Juan de Pasto al norte hasta el río Maule al sur. El Tahuantinsuyo fue el dominio más extenso que tuvo cualquier estado de la América precolombina.
El imperio comenzó a formarse a partir de la victoria de los cuzqueños liderados por Pachacútec frente a la confederación de estados chancas en el año 1438. Luego de la victoria, el curacazgo incaico fue reorganizado por Pachacútec. El Imperio incaico iniciaría con él una etapa de continua expansión que siguió con su hermano Cápac Yupanqui, luego por parte del décimo inca Túpac Yupanqui, y finalmente del undécimo inca Huayna Cápac quien consolidaría los territorios. En esta etapa la civilización incaica logró el máximo desarrollo de su cultura, tecnología y ciencia, desarrollando los conocimientos propios y los de la región andina, así como asimilando los de otros estados conquistados.
Luego de este periodo de apogeo el imperio entraría en declive por diversos problemas, siendo el principal la confrontación por el trono entre los hijos de Huayna Cápac: los hermanos Huáscar y Atahualpa, que derivó incluso en una guerra civil. Finalmente Atahualpa vencería en 1532, sin embargo su ascenso al poder coincidiría con el arribo de las tropas españolas al mando de Francisco Pizarro, que capturarían al Inca y luego lo ejecutarían. Con la muerte de Atahualpa en 1533 culminó el Imperio incaico, sin embargo, varios incas rebeldes, conocidos como los "Incas de Vilcabamba", continuarían la lucha contra los españoles hasta 1572 cuando fue capturado y decapitado el último de ellos: Túpac AmaruI.
El Tahuantinsuyo corresponde actualmente a territorios relativos al sur de Colombia, pasando por Ecuador, principalmente por Perú y Bolivia, la mitad norte de Chile y el noroeste de Argentina. El imperio estuvo subdividido en cuatro suyos: el Chinchaysuyo (Chinchay Suyu) al norte, el Collasuyo (Qulla Suyu) al sur, el Antisuyo ('Anti Suyu') al este y Contisuyo ('Kunti Suyu') al oeste. La capital del Imperio fue la ciudad de Cuzco, en el Perú.

TRATADO DE TORDESILLAS

Inmediatamente después del regreso de Colón, en 1493, los Reyes Católicos adoptaron las medidas necesarias para asegurar-se todos los derechos sobre los territorios descubiertos, y por descubrir, gracias al intrépido genovés. Acudieron al Papa Alejandro VI, que, por ser español de nacimiento, estaba en buenas disposiciones con relación a ellos, y el mismo año obtuvieron una bula que otorgaba a España todos los territorios situados a cien leguas al oeste de las Azores y de las islas de Cabo Verde, obteniendo con ello una magnífica victoria diplomática.
No habían contado con los portugueses. El rey Juan II elevó su correspondiente protesta que señaló el comienzo de unas prolongadas negociaciones entre ambos países hasta que por fin pudieron llegar a un compromiso. En 1494, por el célebre tratado de Tordesillas, Juan reconocía los derechos de España sobre los países de Occidente, aunque trasladando la línea de demarcación desde 100 a 374 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde, reconociéndose como pertenecientes a la esfera de influencia de Portugal las tierras y mares situados al este de dicha línea.
Ello representaba una diferencia trascendental: más tarde pudo advertirse que aquellacláusulaconcedía a los portugueses derechos sobre ciertas comarcas del continente americano, el Brasil, en primer lugar.
Concertados los acuerdos con España, los portugueses comenzaron a explorar la parte del mundoqUe les había sido asignada. Equiparon una expedición que debía dirigirse hacía el este, tras las huellas de Bartolomé Días, y alcanzar su objetivo máximo, la India. Con todo, Juan II no pudo asistir a la realización de sus grandiosos proyectos.
Murió en 1495, dejando el trono a Manuel I, a quien la Historia califica con el sobrenombre de Afortunado, porque durante su reinado Portugal obtuvo sus mayores triunfos como potencia colonial.

EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA

El descubrimiento de América en 1492 por Cristóbal Colón fue uno de los hechos más importantes de la historia europea y condicionó la evolución política, social y económica de los siglos siguientes.
Es posible que durante la Edad Media llegasen algunas expediciones nórdicas a la costa de Norteamérica, pero, ya desde comienzos del siglo XV, portugueses y castellanos habían iniciado un intento de llegar a Oriente (las Indias), proveedor de especias y de productos de gran valor, mediante un camino alternativo a las rutas tradicionales del Mediterráneo oriental.
Las crecientes dificultades del Imperio Bizantino, que finalmente caería con la toma por los turcos de Constantinopla en 1453, forzaron a los europeos occidentales a buscar rutas alternativas a Asia.Fruto de estas expediciones fue la conquista castellana de las islas Canarias, que comenzó en 1402 por la isla de Lanzarote y concluyó en 1496 con la conquista de Tenerife.
A finales del siglo XV parecía claro que los portugueses se habían adelantado a los castellanos en la conquista de la ruta de las especias y de los metales preciosos, gracias al dominio que ya ejercían sobre la costa occidental africana. En este momento, Cristóbal Colón, que había estado a las órdenes del rey de Portugal, ofreció a los Reyes Católicos el proyecto de llegar a las Indias siguiendo una ruta hacia el oeste en lugar de bordeando todo el continente africano. Para poner en práctica su proyecto, Colón partía de la idea de la esfericidad de la Tierra, cuestión controvertida en la época. Finalmente, por las
Capitulaciones de Santa Fe
, los Reyes Católicos acordaron con Colón el inicio de la expedición.
El 3 de agosto de 1492 Colón inició su viaje saliendo del puerto de Palos de la Frontera en Huelva. La
expedición de tres naves  llegó a una pequeña isla de las Antillas el 12 de octubre.
Durante mucho tiempo Colón siguió creyendo que había llegado a Asia por la ruta occidental, pero en realidad se había encontrado con la existencia de un continente desconocido en Europa: América.
La partición de las zonas de expansión y navegación entre Castilla y Portugal se acordó por el Tratado de Tordesillas (1494). Un meridiano situado a 370 leguas de Cabo Verde separó las dos zonas de influencia: la occidental para Castilla y la oriental para Portugal. De esta manera la costa africana y el actual Brasil quedaron en manos portuguesas, y el resto de América en manos castellanas.